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13 de mayo de 2014

Cuatro visiones del Hades (ficción)


la Muerte (denunciando.com)



“Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía…” Ap. 6:8.

Primera visión.
Visión que vino a Trendt Steel. He aquí miré, y vi una habitación como sala de matadero. Tenía las paredes ocres y amarillas, y del techo fluía sangre que las pintaba de rojo. Y el suelo era un charco de sangre. Y los que allí estaban tenían los cuerpos incompletos: a uno le faltaban las piernas, u otro los brazos, y a aquel los ojos. Y estaban encadenados por la carne a las paredes. Y tenían la piel en carne viva, que de tanta sangre las heridas no se podían contar. Y rugían y se lamentaban sin cese; y eran atormentados con gran dolor día y noche. Y el sonido de sus gritos no salía de la habitación, y su sangrado no cesaba nunca. Y nadie les calmaba; y sufrían eternamente en sus cuerpos todo este dolor y todo este padecimiento.
Y allí era el lloro y el crujir de dientes.

Segunda visión.
Visión que vino a Trendt Steel. Abrí los ojos y miré, y vi una ciudad como devastada por un terremoto. Sus edificios estaban partidos, hundidos y deshabitados. Y el cielo era negro como de madrugada, pero no había una sola estrella en él, ni luna, ni ninguna nube flotando en la bóveda. Era una noche eterna. Y vi las almas de los que se lamentaban; y vestían todos de negro y caminaban por las calles, deambulando sin rumbo, dirección o sentido. Y estaban tristes, y su piel era gris como una piedra lisa de río. Y lloraban sin hablar entre ellos: hombres y mujeres y ancianos; no había ningún niño.
Me acerqué a uno de ellos que me conocía; pero yo no era como ellos. Yo estaba vivo. Y lloró amargamente en mi hombro y yo lo consolaba en vano, pues su tristeza no tenía remedio.
Y allí era el lloro y el crujir de dientes.

Tercera visión.
Visión que vino a Trendt Steel. Me encontraba yo en mi antigua casa, en la casa donde me crié, cuando vino a mí la visión del Hades, y miré, y esto es lo que vi:
A este lado de la puerta estaba yo con un soldado, que me sacaba de la habitación donde había un pueblo grande, centenares de personas, para salvarme la vida. Y el soldado era romano, y hermoso de aspecto y fuerte; pero estaba espantado por lo que se veía al otro lado de la puerta: el techo se convertía en un cielo abierto y tenebroso. Y de las tinieblas surgían nubes de tormenta y relámpagos. Y un mar se despedía de él cayendo sobre las almas perdidas. Y morían muchos ahogados de tanto que llovía; y gritaban pero no podían salir. Y el agua se convertía en sangre, que brillaba y refulgía a cada rayo. Y las olas crecían; y la marea era tal que no se podía sostener, como una tormenta en alta mar. Y todos los que allí estaban, vestidos con largas túnicas que antes fueron blancas pero que ahora eran harapientas, se ahogaban en el mar de sangre bajo el trueno y la lluvia.
Y allí era el lloro y el crujir de dientes.

Cuarta visión.
Última visión que vino a Trendt Steel. Miré y vi una casa en ruinas, y dentro se practicaban sin cese las abominaciones que acabaron con la destrucción de Sodoma y Gomorra. Y había arlequines y bufones con cara de muerto, vestidos con camisetas de Iron Maiden, que se reían a carcajadas burlonas de los que las sufrían.
Y allí era el lloro y el crujir de dientes.

“De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión ser escondida de mi vista.” Os. 13:14

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